Es increíble como las cosas cambian de manera súbita, de forma impensada y muy rápido...es impactante darse cuenta de que la felicidad se puede congelar con tan solo una llamada y volverse tan solo un recuerdo. Quizás la lección aprendida en estos días es que al final de todo pese a estar tan cerca de quienes pensamos que conocemos, la vida nos demuestra que nunca terminamos de saber qué es lo que realmente pasa por su fuero interno y que tarde o temprano simplemente se tornan sus emociones, tan conocidas para nosotros según nuestras experiencias con ellos, irreconocibles y que no podemos hacer nada para cambiar el escenario de lo que por decisión de nuestro ser estimado se ha transformado la realidad. La culpa es inevitable en su momento y el pensar de que se pudo haber hecho algo mas es una carga que al principio aplasta a tal punto que no deja respirar.
Creo que no queda más que respetar las opciones de los demás, aunque duela enormemente y hiera del mismo modo a nuestro interior, respetar, creo, es tal vez el último deseo de quien no quiere seguir luchando en este mundo. Resulta difícil seguir alegre sin pensar en lo ocurrido, pero es algo que se debe de intentar por el resto de las personas que rodean a los que se quedan.
Esta es una de las experiencias que te hacen valorar a quienes están ahí, a recordar que no dejarás de conocerlos nunca, a ser fuertes para no tomar como personal la situación y también sirve para saber quién realmente te apoya de verdad y quien no. Pese a que por motivos personales no me agradan ciertas circunstancias y lugares, uno hace sacrificios (si se puede denominar así, porque para mi es mas que un simple esfuerzo) por las persona que ama, es poner sus emociones por sobre las tuyas en situaciones determinadas.
Sigo firme en mis creencias, no porque sirvan para anestesiar la realidad, sino porque siento que lo que creo es verdadero y no tengo dudas sobre ello, es mi esperanza para los días postreros... es lo que me da fuerza para pensar que me encontraré con aquellos a los cuales amé y ya no veo, para cumplir mis metas, para sentir que tengo un apoyo que no se ve y que, sin embargo, se puede sentir.
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